Dedicar más de 4 horas semanales a los deberes es inútil
Con sólo mencionar la palabra deberes, la mayoría de los estudiantes fruncen el cejo y encogen los hombros. También hacen lo mismo los padres, siempre preocupados por cómo conseguir que sus hijos terminen las tareas escolares antes de salir con los amigos o que naveguen por internet. Así comienza el último análisis de la OCDE sobre uno de los temas más controvertidos en educación: los deberes escolares. Utilizando el gran caudal de datos que ofrece PISA (2012), la macroevaluación que mide el conocimiento de los alumnos de 15 años en el mundo, el informe deja claro una cosa: que emplear más de cuatro horas a la semana en hacer las tareas escolares es claramente ineficaz y apenas tiene frutos positivos en los resultados finales. Al menos, en el caso de los estudiantes de secundaria. La media de los países de la OCDE se sitúa en las cinco horas a la semana.
¿Y qué hacen los estudiantes españoles? Los alumnos españoles de 15 años dedican una media de 6,5 horas semanales a los deberes, por encima de la mayor parte de los países analizados. De hecho, España, que no queda muy bien parada en las evaluaciones internacionales, es el quinto país que más tiempo dedica a estas tareas. Los estudiantes que más deberes tienen son los de la región china de Shanghai (catorce a la semana), seguidos de los rusos (9,5 horas) y los italianos (8,5). Estos dos últimos tampoco brillan en PISA. En cambio, la siempre admirada Finlandia se sitúa, de nuevo, en el primer puesto de los países cuyos estudiantes realizan menos deberes en casa, con menos de 3 horas semanales, seguida por Corea del Sur. Precisamente son dos de los países con mejores resultados en los informes de la OCDE.
Pese a que la media de los países estudiados sobrepasa el tiempo que los expertos consideran adecuado para dedicar a las tareas escolares, el análisis de la OCDE señala, sin embargo, que respecto al 2003 se ha producido una reducción, salvo en Australia y Austria. En España se ha pasado de dedicar más de siete horas a la semana a poco más de seis. El descenso podría ser el resultado del cambio registrado en la manera en la que los estudiantes emplean su tiempo libre, sobre todo, en las redes sociales, señala el mencionado trabajo. Aunque también deja la puerta abierta a que esa reducción de deberes tenga que ver con una nueva percepción de los profesores sobre la idoneidad de reducir los deberes.
No es la primera vez que se sugiere que un exceso de tareas escolares no ayuda a mejorar el rendimiento académico. En España se ha debatido ampliamente sobre el tema, pero la mayoría de escuelas e institutos sigue enviando deberes a sus alumnos, sobre todo los segundos. Incluso cuando el ministro socialista de Educación José María Maravall prohibió los deberes escolares en 1984 los profesores seguían mandando trabajo. Maravall introdujo muchas novedades a una escuela recién salida del régimen franquista. Extendió la educación mixta, generalizó la evaluación continua y envió una circular a las escuelas para que aboliesen los deberes. Y lo hizo porque muchos educadores y pedagogos consideraban que el trabajo se ha de realizar en la escuela. Que después de cinco o seis horas en clase, no era necesario estar otra hora en casa trabajando. Pero la idea no cuajó en la mayoría de centros.
"Imagina que acabas tu jornada laboral y tu jefe te dice que te lleves trabajo a casa, que así avanzarás más y lo harás mejor, ¿qué te parecería?". La pregunta la lanza Irene Balaguer, miembro de la Associació de Mestres Rosa Sensat. Balaguer defiende que los deberes no aportan una mejora educativa. "El trabajo se ha de realizar en clase, hacerlo en casa por regla general no es pedagógico", añade. En el otro lado están los profesores que consideran que un poco de tareas en casa ayuda al alumno a gestionar su tiempo, a ser más autónomo, en especial en los centros de educación secundaria. El problema llega cuando cada uno de los seis o siete profesores que tiene un alumno se anima a enviar tareas. "A veces los profesores nos pensamos que nuestra asignatura es la única y no tenemos en cuenta la acumulación de trabajo", reconoce Javier Marsà, director del instituto Joan Coromines de Barcelona. De todas maneras, Marsà matiza que lo del tiempo que se dedica a las tareas es relativo. "Algunos alumnos tardan cinco minutos en realizar un ejercicio y otros una hora".
El análisis también concluye que, como norma general, los estudiantes de entornos más favorables dedican 1,6 horas más a estudiar que aquellos en riesgo de exclusión, lo que sí influye en sus notas finales de forma significativa. En muchos casos, aquellos carecen de un espacio adecuado para estudiar y pueden disponer de cargas familiares e incluso laborales que les impidan invertir el mismo tiempo al estudio. Por eso los expertos de la OCDE proponen que se dediquen aulas de estudio en las escuelas y monitores de repaso. El Ministerio de Educación eliminó en el 2012 los programas de refuerzo escolar. Aunque ciudades como Barcelona lo mantienen a través del programa Èxit. En el instituto Joan Coromines, por ejemplo, los alumnos pueden quedarse dos días a la semana para repasar y hacer deberes con la ayuda de monitores gracias a este programa.
FONT: LA VANGUARDIA